El ‘Jefe Diego’ se reunió con Miguel Márquez en Purísima
Yo soy Howard Johnson y te contaré cada lunes lo que ellos no quieren que sepas
Hoy he decidido hablar de una vez por todas. Mi nombre es Howard Johnson, como los hoteles. Lo he usado durante décadas y la verdad no recuerdo si yo me robé el nombre o la cadena de hoteles me lo robó a mí. Pero eso es lo de menos. Yo soy Howard Johnson para efectos de tener un nombre y contestar cuando me llaman por el Oxxophon: el teléfono en forma de cacahuate que uso para no ser intervenido ni por la CIA, ni por el Cisen, ni por Carlos Zamarripa.
Por la naturaleza de mi trabajo (mismo que no puedo revelar con exactitud, porque no lo entenderían), me he enterado de muchas cosas que quiero y debo compartir. Agradezco a los editores la oportunidad de escribir sobre todo lo que ocurre en Guanajuato y México, sin censura, ni restricción, con el compromiso de estar siempre apegado a la verdad, como marca el oficio del viejo periodismo.
“Seré una especie de testigo protegido”, le digo a mi asistente, Chesterfield.
He pasado media vida escribiendo informes a la autoridad superior, informes que se quedan en archivos muertos que nadie ve, pero ha llegado la hora de hacer reportes públicos, con la responsabilidad de hacerlo con seriedad.
Chesterfield es mi asistente. Su nombre lo hemos robado de una cajetilla de cigarros de Philip Morris –por cierto, muy buenos cigarrillos, suaves y baratos–. Chesterfield suena bien y sirve para despistar a los amigos y enemigos por igual, cuando hay que firmar un documento o enviar un WhattsApp.
Hoy voy a contar sobre una escena que vi hace cuatro meses. El Jefe Diego y Rafael Moreno Valle estuvieron en la casa del gobernador Miguel Márquez un día por la madrugada, en calle Allende, en Purísima, Guanajuato. Había tres o cuatro personas más que tenían apariencia de empresarios.
Yo estuve ahí, en la esquina, haciéndome pasar por un vecino insignificante. La reunión fue de noche. Duró tres horas.
Dicen que El Jefe Diego quería que Miguel Márquez lanzara su candidatura por la Presidencia de la República, sin el consentimiento de Ricardo Anaya. Diego Fernández de Cevallos hizo hasta lo imposible por convencerlo de que era el momento. Por lo mismo, trajo a Moreno Valle, el ex gobernador de Puebla. El plan era que Diego debía destaparlo y Moreno Valle declinaría a su favor.
Pero eso nunca sucedió. Miguel Márquez decidió respetar el acuerdo con Anaya y respaldar su candidatura por la Presidencia de la República. Márquez tiene acuerdo con Anaya, y ni El Jefe Diego, ni Moreno Valle, pudieron moverlo. Ahora Moreno Valle hizo un amarre para apoyar a Anaya, a cambio de lanzar a su esposa, Martha Erika Alonso, a la gubernatura de Puebla.
Hasta aquí lo dejamos por hoy camaradas. Tengo que ir a pasear a Chesterfield.
Ah, olvidé decirles que Chesterfield es mi perro callejero. No tiene pedigrí, ni raza, pero es el mejor asistente que he tenido en todo este tiempo. Sabe afilar el colmillo cuando hay que hacerlo, come lo que hay y ataca cuando hay que atacar.
Yo voy a entregar reportes de lo que veo y escucho en Guanajuato, cada lunes, en este espacio. Nos vemos la próxima semana en Testigo Protegido.