Xóchitl Gálvez: nadie la veía venir para el 2024
De pronto irrumpe una mujer indígena en la contienda por la Presidencia de la República
Por Pablo César Carrillo
Nadie la veía venir. Todo mundo estaba ocupado con Enrique de la Madrid y con Santiago Creel, pero de pronto irrumpió en la escena política una nueva actriz con grandes virtudes para competir: Xóchitl Gálvez. Es una mujer indígena y de origen humilde. Es inteligente y talentosa. Es ingeniosa y atrevida. No tiene nada qué perder y mucho qué ganar para el 2024.
Xóchitl Gálvez ha dado una sacudida inesperada a la contienda por la Presidencia de la República. Tiene el ingenio y la gracia de Manuel Clouthier. Tiene el atrevimiento y la determinación de Vicente Fox. Tiene la fuerza moral de Cuauhtémoc Cárdenas. Tiene la historia humilde y orgullosa de Benito Juárez (una niña de pueblo que llega a los niveles más altos del gobierno). Y tiene la revolución feminista a su favor.
Xóchitl Gálvez es la historia personal que la oposición estaba esperando, al menos para competir en el 2024.
Todos los demás aspirantes (del PAN, del PRI y del PRD), se desvanecen ante la narrativa de Xóchitl Gálvez. Nadie tiene esa fuerza emotiva para competir.
El priista Enrique de la Madrid, por ejemplo, es preparado y brillante -nadie lo duda-, pero no conecta con el pueblo.
Ildefonso Guajardo tiene experiencia y conocimiento, pero no tiene carisma ni popularidad.
Alejandro Murat, es una broma.
Beatriz Paredes, es capaz y talentosa, pero llegó 20 años tarde a la contienda (habría sido una gran candidata en el 2000 o 2006).
Claudia Ruiz Massieu, es inteligente y lista, pero no tiene una historia personal que entusiasme.
José Ángel Gurría, habría sido un gran Presidente, pero en la década de los noventa.
Silvano Aureoles, nadie lo toma en serio.
Juan Carlos Romero Hicks, es muy capaz, pero no conecta con la ciudadanía.
Santiago Creel, no emociona a nadie.
José Luis Preciado, está de risa.
Francisco García Cabeza de Vaca, es una burla.
Gabriel Quadri de la Torre, es talentoso (ya fue candidato), pero no le alcanza.
Lilly Téllez, tenía virtudes, pero no la querían dejar y ella prefirió hacerse a un lado.
Y Xóchitl Gálvez, en cambio, sí entusiasma, sí desconcierta a todos, sí despierta simpatías y sí mueve almas, como decía Manuel Gómez Morín. La única que emociona y mueve almas es Xóchitl Gálvez.
No se hagan bolas. Es inteligente y preparada, es ingeniosa y atrevida, tiene agallas, habla muy bien, es ocurrente, valiente y talentosa. Su historia es increíble, es una niña que vendía gelatinas en un pueblo de Hidalgo que estudió becada en la Universidad y que realmente ama a México. Lo mejor: no tiene cola que le pisen. No se ha robado un peso y no tiene intereses económicos. Ni siquiera es política de formación y no tiene padrinos políticos o empresariales que la presionen. Ella no pertenece a las élites económicas del país ni hay nada que reclamarle. Xóchitl Gálvez fue detectada por los headhunters que buscaron a las mejores mujeres y mejores hombres en el año 2000. Es una digna representante del pueblo de México. Sería la primera mujer Presidenta de México, y la primera mujer indígena en el más alto cargo del país.