RELATOS DEL PODER

Soldados patrullan México

Siempre ha sido el Ejército Mexicano. Desde que fue creada la Guardia Nacional (el 26 de marzo de 2019), era en realidad el Ejército Mexicano.

Ni siquiera tuvieron cuidado de cambiarle el uniforme. Los soldados que un día trabajaban en el Ejército Mexicano fueron cambiados administrativamente a la Guardia Nacional y desde entonces patrullan las calles de México.

Son militares bien formados. Fueron a una escuela militar y tienen disciplina. Tienen resistencia y sacrificio (trabajan día y noche). Son ordenados y obedecen a un mando militar. Tienen espíritu de grupo y fueron preparados con un fin superior: defender a la patria.

Son soldados, patrullando las calles.

Es una buena decisión operativa. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador no ha tenido que empezar de cero para armar una policía, sin elementos, sin estructura, sin principios, ni mística. El Ejército Mexicano ya tenía todo, orden, estructura e historia, para desempeñar el trabajo. Sólo había que ponerlos a trabajar en la seguridad del país.

En realidad el Ejército Mexicano era un cuerpo armado sub utilizado. Los militares eran como fantasmas, dedicados a hacer desfiles, vigilar las fronteras y trabajar en el Plan DN-III de atención a la población en casos de desastres, y nada más. Teníamos un Ejército sin hacer casi nada. Y en cambio sí había una gran necesidad de patrullar las calles y mejorar la seguridad, sin contar con una policía confiable. En tanto, sí había una carencia de policías bien formados, con misión y compromiso, para sacar adelante el país.

El Ejército era la respuesta más rápida y clara, fuerte y contundente ante el grave problema de violencia en México. No hay duda.

Aunque el problema ha sido que se ha tomado la decisión con una serie de mentiras. Primero se trató de disfrazar la medida inventando la Guardia Nacional, cuando en realidad el grupo operaba en las mismas instalaciones militares. Y segundo nunca se ha reconocido que ya se decidió que el Ejército Mexicano tome el control de la seguridad del país.

Ya que lo digan así: El Ejército debe vigilar las calles y perseguir a los delincuentes, sin titubeos, ni dudas. El Ejército tiene la credibilidad, la infraestructura y la capacidad para encarar el problema, entonces que lo dejen trabajar. Pero que sí lo dejen trabajar, porque luego les dicen que abrazos y no balazos, o les dan la orden de no responder a las agresiones de los narcotraficantes. Y mientras no haya una política criminal clara y contundente frente a los narcotraficantes, no habrá Ejército que nos salve.

 

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Pablo César Carrillo

Periodista de estos tiempos.

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