SHCP: hay lecturas que no se dicen
La renuncia del secretario de Hacienda y Crédito Público, Carlos Urzúa, tiene múltiples lecturas sobre el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Hay unas muy claras porque el mismo Urzúa las dijo en su carta de renuncia.
1.- No le hacían caso.
2.- No estaba de acuerdo con la política económica.
3.- Las decisiones no estaban sustentadas en estudios como lo exige un economista.
4.- Le impusieron funcionarios que no sabían sobre la Hacienda Pública.
5.- Hay personajes influyentes que tienen conflictos de intereses en la toma de decisiones.
Todo eso ha quedado muy claro. Pero en el fondo, ¿qué es lo que nos está diciendo el Secretario de Hacienda al presentar su renuncia?
La hacienda pública está en crisis. La renuncia del Secretario lo confirma. Como decían los viejos políticos de colmillo retorcido: hay lecturas que no se dicen y hechos que no se aclaran
Que no está de acuerdo en lo que podría pasar de aquí en adelante. Que él no se quiere hacer responsable de lo que pase de aquí al futuro. Que se viene un escenario económico que él no quiere firmar ni reconocer como suyo. Que las decisiones de Andrés Manuel López Obrador no convencen ni a su Secretario de Hacienda.
No es un asunto menor. Desde hacía 25 años, los secretarios de Hacienda de México habían sido personajes respetados y reconocidos, con una gran trayectoria incluso internacional, y que habían mantenido la economía de México sin crisis ni contratiempos.
Personajes como Francisco Gil Díaz, José Ángel Gurría, Guillermo Ortiz o Agustín Carstens, formados en las grandes escuelas de economía del mundo, con mucha experiencia, que tenían en sus manos el manejo de la economía con todo el respaldo del presidente en turno. Esos grandes economistas lo hicieron bien y fueron escuchados.
Los presidentes confiaban en ellos y les dejaban la responsabilidad de tomar las decisiones macroeconómicas del país. Ese no fue el caso de Carlos Urzúa. Esta vez vimos a un Secretario de Hacienda débil y sin poder de decisión. Un Secretario que debía obedecer al presidente aunque estuviera equivocado.
Y que tenía que lidiar con colaboradores recomendados que le impusieron que no sabían de economía.
La hacienda pública está en crisis. La renuncia del Secretario así lo confirma. Como decían los viejos políticos de colmillo retorcido: hay lecturas que no se dicen y hechos que no se aclaran.