Primera condena en México contra un ‘cura pederasta’
El sacerdote mexicano Carlos López Valdez ha sido sentenciado a 63 años de cárcel por abuso sexual y corrupción de menores
El sacerdote mexicano Carlos López Valdez ha sido condenado a 63 años de prisión por abuso sexual y corrupción de menores. Esta es la primera condena de este tipo impuesta en México. Toda una victoria legal para los cientos de víctimas que han sido abusadas por religiosos en nuestro país.
El cura fue apresado en septiembre del año 2016 después de varios años de búsqueda infructuosa. El clérigo, que aunque ya no celebraba misas de forma oficial continuaba ejerciendo de forma clandestina en diferentes zonas del país, estaba acusado de haber cometido delitos de abuso sexual y corrupción de menores entre los años 1994 y 1998, según informa el portal de noticias ‘Europa Press’.
«Quiero estar cercano. En usted y en los que han pasado por este martirio veo la cara de Cristo ultrajada», escribió el Papa Francisco a una de las víctimas del cura recién condenado
Según refleja la sentencia, López Valdez abusó del joven Jesús Romero Colín cuando éste tenía entre 11 y 16 años provocándole graves traumas y lesiones derivadas de los reiterados abusos sexuales. Romero, que buscó durante años al sacerdote por numerosas parroquias de México para pedirle explicaciones, declaró a ‘Univisión’ que, tras casi 10 años de búsqueda, pensó que esta condena «nunca iba a llegar». El joven, junto con otras víctimas y padres de jóvenes abusados por sacerdotes en México, ha estado buscando incluso una audiencia con el Papa Francisco para exponerle su situación y exigir medidas concretas por parte de la Iglesia para luchar contra esta lacra. Nunca pudieron reunirse con el Sumo Pontífice.
Según contó al medio ‘Univisión’, lo que sí recibió Romero fue una misiva del puño y letra del Santo Padre en la que éste le pedía perdón en nombre de la Iglesia. «Rezo por usted y por todos los que pasaron por este martirio. Quiero estar cercano. En usted y en los que han sufrido lo mismo veo la cara de Cristo ultrajada», afirmaba el Papa en esa carta a Jesús Romero, una de las víctimas del primer sacerdote condenado en México por abusos sexuales.