¿Por qué renuncia un Secretario de Estado?
Se fue Carlos Urzúa y ahora Tatiana Clouthier. ¿Qué está pasando?
Una de las satisfacciones más grandes para cualquier profesional es ocupar el cargo más alto en su materia en el país. Es decir que un doctor sueña con ser el Secretario de Salud, un profesor desea ser el Secretario de Educación y un economista quisiera ser el Secretario de Hacienda.
Los altos cargos son una gran distinción para la trayectoria profesional de cualquier persona y, por lo mismo, son puestos irrenunciables. Nadie renuncia a ser Secretario de Estado de su país. A un cargo así no se le dice no, sino hasta que el Presidente del país decide que ya no debes seguir ahí.
Aunque en este sexenio ha pasado lo contrario.
Varios secretarios de Estado han presentado su renuncia al gobierno de Andrés Manuel López Obrador por no estar de acuerdo con las decisiones. Es decir que los secretarios no están conformes, no están a gusto, no están satisfechos con su desempeño y no están orgullosos de lo que hacen.
Catálogo de renuncias
Primero renunció el secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, en 2019, por no estar de acuerdo en la forma en la que se conducía el gobierno. Después renunció Javier Jiménez Espriú a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes por discrepancias en dar a la Marina el control de los puertos.
Ya en el 2021 presentó su renuncia el secretario de Hacienda Arturo Herrera por no estar de acuerdo en la forma de llevar la hacienda pública. Y por último Tatiana Clouthier renunció a la Secretaría de Economía justo la semana pasada.
¿Por qué ocurre esto? Habría que analizarlo.
Pero es claro que los secretarios de Estado en México no están plenos en sus cargos. No los dejan tomar decisiones. No los escuchan. Y el presidente Andrés Manuel López Obrador no respeta las responsabilidades de cada quien. Así pasó con Carlos Urzúa, así pasó con Arturo Herrera y así pasó ahora con Tatiana Clouthier.
Increíble. Nunca antes un Secretario de Estado había renunciado a los cargos más altos en México, pero ahora ya es costumbre. Es evidente que el presidente Andrés Manuel no respeta el trabajo de sus colaboradores y pretende que todos se queden en el cargo, viendo cómo los humillan y los pisotean.
Es un asunto de dignidad en el trabajo. Los altos funcionarios desean naturalmente aplicar su experiencia y sus conocimientos en el cargo más alto del país, y sufren una gran frustración porque no los dejan. Así ha pasado en este gobierno: los secretarios no son escuchados y entonces varios no están dispuestos a pagar las consecuencias de los errores que otros cometen.
¿Quién sigue?