«No reduzcamos la cruz a un símbolo político»
El Papa Francisco comenzó su tercer día en Eslovaquia celebrando una misa bizantina en Presov ante 40 mil personas
El Papa ha arremetido contra aquellos que instrumentalizan el símbolo de la cruz para «fines políticos», pero también contra los que la usan solo como un «objeto de devoción» durante la misa celebrada en la ciudad eslovaca de Presov.
«No reduzcamos la cruz a un objeto de devoción, mucho menos a un símbolo político, a un signo de importancia religiosa y social», reclamó al criticar las actitudes populistas de políticos como el líder italiano de la Liga, Matteo Salvini, quien ha mostrado el rosario católico en actos electorales.
Francisco comenzó su tercer día en Eslovaquia celebrando una misa bizantina en Presov, cerca de Kosice, la segunda ciudad más grande de Eslovaquia, en un reconocimiento a los creyentes católicos griegos del país. El Pontífice argentino se ha convertido así en el primero en celebrar este rito especial bizantino. Entre las lenguas utilizadas, se encuentran también el paleoeslavo y las oraciones en romaní.
A la celebración al aire libre en la plaza frente a la Mestskà Sportova, el edificio municipal de la ciudad, han asistido cerca de 40 mil personas. «El testigo que tiene la cruz en el corazón y no solamente en el cuello no busca los propios beneficios para después mostrarse devoto. Esta sería una religión del doblez, no el testimonio del Dios crucificado», ha advertido el Pontífice.
El Papa dedicó su homilía al símbolo de la cruz e invitó a los católicos a «ser testigos que llevan la cruz en el corazón y no sólo en el cuello sin aspirar a un cristianismo triunfador». «Es una gran tentación. Cuántas veces aspiramos a un cristianismo de vencedores, a un cristianismo triunfador que tenga relevancia e importancia, que reciba gloria y honor. Pero un cristianismo sin cruz es mundano y se vuelve estéril», sentenció.
La homilía del Papa ha sido un mensaje de aliento a los feligreses locales que sufrieron una dura persecución durante el régimen comunista ateo. La Iglesia greco-católica de Checoslovaquia fue abolida en 1950 por el régimen comunista de la época, por lo que oficialmente dejó de existir. Pero en 1968, coincidiendo con la ‘Primavera de Praga’, la Iglesia greco-católica continuó en activo de forma clandestina y pudo volver a iniciar oficialmente su vida.