RELATOS DEL PODER

Nacho González, trabajador y guerrero, mostró lo que significa ser de León

El jugador se ha ganado el respeto y la admiración del pueblo porque él es justo como son los habitantes de esta ciudad

No es de León, es de Guadalajara, pero parece de aquí. El futbolista Nacho González porta y vive los valores de lo que significa ser de León: Es trabajador, es combativo y es apasionado. Así es en términos generales el habitante de León. Trabajador, como Nacho. Guerrero, como Nacho. Luchón, como Nacho.

Tal vez por eso este futbolista del equipo León se ha ganado el respeto y la admiración de los leoneses, desde que llegó hace 10 años. Nacho no era el más técnico, ni el más virtuoso con el balón, pero sí era el que más corría, el que más peleaba y el que más estaba entregado en los partidos del equipo esmeralda.

Es inolvidable su gol contra Correcaminos en el partido de ida de la final del Ascenso en el 2012. Cuando todo estaba perdido, llegó Nacho González y metió el gol.

Es histórico su gol contra el América en la final del 2013, cuando dio un certero cabezazo y amarró el título de campeón en el Estadio Azteca. Es memorable su gol contra el Pachuca en la final del 2014 cuando el León amarró el Bicampeonato con otro acierto de Nacho.

Son muchas las batallas y glorias de este futbolista con la playera esmeralda como cuando fue dupla con Rafa Márquez en la central. Y lo que acaba de hacer el domingo pasado no es cosa menor: salió de la banca por la expulsión de Barreiro, entró a la cancha como capitán, y dio un partidazo a sus 37 años para hacer otra vez campeón al equipo León en un juego sin público. Nacho volvió a sorprender con su entrega, su determinación, su fortaleza y su pasión en la cancha, como les gusta a los aficionados de León. “Eres una leyenda, cabrón”, le dijo su compañero Fernando Navarro, al final del partido contra Pumas. “Deberían de entregarte el estadio”, remató Navarro.

Con todo en contra -sin ritmo de juego, sin minutos en la cancha, con 37 años encima y las rodillas operadas-, Nacho González volvió a dar un partido histórico. Estuvo dos años parado por las lesiones. Tuvo tres operaciones de rodillas. No jugó casi nada en dos años. Y regresó en la Gran Final por necesidad para ponerse el gafete de capitán y llevar al conjunto esmeralda a la octava copa del Futbol Mexicano.

Hasta parece que el destino quería que eso sucedería porque lo normal era que Barreiro jugara la final, pero no estaba escrito así, Nacho tenía que jugar la Gran Final para poner orden en la defensa, para inyectar ánimo a sus compañeros y para dar un golpe de autoridad en la cancha. Al final, Nacho cargó la copa y volvió a ganarse a la afición.

En su tiempo, muchos le dijeron que él nunca iba a jugar futbol profesional, y ahora Nacho se retira del juego con 3 campeonatos de Primera División y 2 ascensos, y una carrera de 20 años en el futbol, con muchos triunfos y medallas.

Como dicen los japoneses ahora que viven en Guanajuato: “Los japoneses no somos genios. Somos trabajadores y disciplinados”. Así es también el ciudadano de León. Trabajador y responsable. Así es también Nacho González. Luchón y apasionado. Así los obreros de la industria del calzado. Como Nacho González. Así son los curtidores. Como Nacho González. Por lo mismo este jugador combativo y entregado de 37 años se ha convertido en un ídolo del pueblo. Y cada que entra al terreno de juego, el público aplaude y grita su nombre “¡Nacho! ¡Nacho! ¡Nacho!”, y Nacho González entra corriendo a toda velocidad como dando una exhibición de fiereza. La gente le dice de cariño: “Nacho, corazón de León”.

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Pablo César Carrillo

Periodista de estos tiempos.

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