México se lava las manos como Poncio Pilatos

Rusia bombardea Ucrania y el mundo aplica sanciones, pero México se lava las manos. El presidente Andrés Manuel López Obrador no quiso aplicar sanciones como el resto del mundo para no quedar mal con Rusia. Se lavó las manos.

Son tiempos para lavarse las manos, como Poncio Pilatos. Marcelo Ebrard construye mal un puente del Metro y, cuando se viene abajo, se lava las manos. Claudia Sheinbaum no le da mantenimiento al Metro y ella se lava las manos.

Los mexicanos somos expertos en lavarnos las manos, a propósito de Semana Santa y de Poncio Pilatos, que puso el mal ejemplo hace dos mil años.

Ellos detonaron la guerra del narco y se lavan las manos. Nosotros abrazamos a los narcotraficantes y nos lavamos las manos. Nadie asume sus responsabilidades en este país. Ni ustedes, ni nosotros. Ni ellos, ni aquellos. Ustedes robaron más. Nosotros robamos poquito. Siempre será más fácil lavarse las manos y así evadir el juicio de la historia.

Mi hijo vive en una casa lujosa en Houston y yo me lavo las manos. Los magistrados aprueban la Reforma Energética y se lavan las manos. Los gobernantes cancelan las inversiones en energías limpias y se lavan las manos. Hay cientos de ejemplos de manos lavadas.

Los funcionarios de Morena violan la veda de la consulta popular y se lavan las manos, mientras que los consejeros del INE permiten las violaciones de la veda electoral y se lavan las manos. Nadie escapa a la tentación de lavárselas. Los burócratas del Gobierno Federal destruyen árboles con el Tren Maya y se lavan las manos. Los ciudadanos apreciamos los excesos y nos lavamos las manos.

Somos los campeones mundiales de lavarnos las manos.

Nada importa en estos días. Se viola la Ley casi diario, se vulnera el estado de derecho y se trastoca el orden jurídico, y ya no importa. Todos nos lavamos las manos.
Los conservadores se lavan las manos.
Los chairos se lavan las manos.

Yo. Tú. Él. Nosotros. Ellos. El acto de eludir la responsabilidad en sus diversas conjugaciones y formas verbales. México es un país de manos lavadas. Aunque, tristemente, no podemos decir, con tantas lavadas, que seamos un país de manos limpias.