El presidente del PRI, Alejandro Moreno, presentó hace días una loca propuesta para que los mexicanos puedan andar armados. No pasó.
Lamentablemente la propuesta fue presentada por la persona menos indicada, en el momento menos indicado.
Alito Moreno enfrenta una polémica por las grabaciones y por las investigaciones en su contra, así que la propuesta nació muerta por tratarse de Alito Moreno.
Pero la idea no está tan estúpida (como algunos creen por venir de quien viene), ni está tan alejada de la realidad. Con frecuencia he escuchado a amigos y conocidos que dicen: “Me quiero comprar una pistola”.
Los mexicanos, nos guste o no, tienen ganas de andar armados. Quieren armarse para defenderse.
Habría sido interesante que otro partido político presentara la iniciativa para que se analizara a profundidad en la Cámara de Diputados. Viendo como está el país, en donde los narcotraficantes y criminales, están crecidos, y cada vez atemorizan más a la población, se les tiene que poner un alto. Y el Gobierno no va a ser el que les ponga un freno. Son tantos criminales que no hay policías que alcancen.
¿Entonces cómo vamos a pararlos?
Si la policía no puede, o no quiere, ¿Cómo México frenará a los criminales?
Los mexicanos se están dando cuenta que son ellos mismos los que tienen que frenarlos. El Gobierno Federal no está dejando otro camino. Los mismos vecinos se encargarán de vigilar sus calles y colonias, y mantenerlas seguras. Los mismos comerciantes de los mercados tendrán que defenderse solos, porque nadie los protegerá de las extorsiones. Así como ha ocurrido con las autodefensas de Michoacán.
El famoso Padre Pistolas -que antes vivía en Guanajuato y ahora vive en Michoacán-, lo ha dicho en el púlpito. “¿Por qué los criminales tienen armas y la gente buena no puede?. El Padre Pistolas ha pedido a sus feligreses que se armen y que defiendan sus bienes y sus comunidades.
Nadie quiere entrarle a legislar sobre el tema. Y nadie le va a entrar. A Alito Moreno lo hicieron pedazos por proponerlo. Pero el mismo pueblo bueno poco a poco ha empezado a armarse para defenderse, aunque no lo permitan las leyes, ni los gobernantes. Es el riesgo de no respetar las leyes desde el mismo Gobierno Federal.
Es la ausencia de estado de derecho. Es lo que los políticos de antaño advertían como una amenaza: la ingobernabilidad.
