Los malvados están crecidos y desbordados
La imagen causa horror. El asesino del camarógrafo Enrique Sosa lo atropella una vez y lo vuelve a atropellar, con toda intención, según se aprecia en el video. El asesino es burdo y despiadado. No trata de ocultarse, ni de borrar evidencia. El asesino ataca directamente, sin temor a ser descubierto, a ser identificado o a ser capturado.
Los malvados están crecidos.
Antes los criminales eran cuidadosos para no dejar huellas. Antes cometían sus actos delictivos, tratando de no ser identificados. Se cubrían el rostro. Actuaban en la oscuridad. Ahora operan a plena luz del día, descaradamente, sin temor a ser detenidos.
La impunidad provoca el engrandecimiento de los criminales.
Hoy por hoy, cada vez son más descarados. Son prepotentes y altaneros. Matan a placer y huyen, sin ser detenidos en todo el país.
Así se mostró el asesino de Enrique Sosa. El desgraciado andaba borracho, pero es evidente que no tenía miedo. El hombre, identificado como Miguel Ángel García, se sentía poderoso y según parece pensaba que no le pasaría nada. El asesino no tenía miedo.
Los delincuentes han perdido el miedo. Antes, los narcotraficantes y delincuentes respetaban al Gobierno Federal, porque pensaban que podían ser encarcelados o abatidos en un enfrentamiento. Ya no. Ya no hay temor por la acción de la justicia. Los criminales ya no temen al Gobierno Federal.
Ese es el daño que se está ocasionando al país con una política criminal equivocada. Si el hijo de El Chapo es detenido y de inmediato liberado, entonces no hay bronca. Si los delincuentes pueden humillar al Ejército Mexicano, y no pasa nada. Entonces todo se vale en este país.
El delincuente siente que puede hacer lo que quiera y no le pasará nada. No hay un combate real al crimen organizado. No hay una acción de estado fuerte para capturar a criminales y meterlos a la cárcel.
Entonces los malos han perdido el respeto a todo. No respetan al Gobierno. No respetan las leyes. No respetan la vida de las personas.
Los criminales están crecidos en el país. Han pasado los límites. Ya controlan mínimo el 35 por ciento del territorio nacional, según EU. Están altivos y fortalecidos. Están desbordados. Si los dejamos, se van a adueñar de México.