El tema se prestó al chacoteo.
Los empleados del Congreso del Estado encontraron tres víboras de cascabel, venenosas y ponzoñosas en la explanada del recinto legislativo. Por algo ha de ser. Ahí en la Cámara de Diputados local, los reptiles vivían muy agusto, como si estuvieran en su hábitat natural. El Congreso, nido de víboras.
No es casualidad. En el edificio legislativo suele haber toda clase de víboras prietas, tepocatas, alimañas, como decía Vicente Fox.
La ponzoña ronda en la cámara de diputados. El veneno brota cada vez que suben a tribuna los diputados y diputadas de Morena y todo lo ven mal en Guanajuato. Sus posturas en contra son sistemáticas. Todo está mal y nada sirve en Guanajuato. Los diputados de Morena no tienen propuestas, ni iniciativas, a favor de Guanajuato, lo único que hacen es destruir lo que otros hacen, y cuestionar las propuestas de los diputados del PAN. Los diputados de Morena son auténticas víboras venenosas que solo buscan su beneficio y quieren llevar agua a su molino de color guinda.
Los diputados del PAN también tienen su veneno. Nada pasa en el Congreso del Estado que no sea propuesta de las diputadas y los diputados del blanquiazul. Un diputado de oposición puede presentar iniciativas bien armadas y estudiadas, y no pasan, si no vienen del PAN, no importa si son buenas o malas. Por el simple hecho de ser de Morena o del PRI o del Movimiento Ciudadano o del Verde, no pasan las propuestas. Los panistas mayoritean tiro por viaje a sus compañeros y sueltan el veneno.
Los otros partidos tampoco se quedan atrás. Los diputados del PRI coquetean con un bando y con otro, viendo donde les conviene estar. Las verdaderas víboras prietas y tepocatas de Fox eran priistas de abolengo y no han cambiado.
Nadie se salva en el recinto legislativo. En realidad no había 3 víboras en el Congreso del Estado. Hay que contarlas bien. Todavía hay 36 víboras prietas, ponzoñosas, chirrioneras, coralillos, de campo o de cascabel, listas para arrojar su malvado veneno.
Urge fumigar en el Congreso. No vaya a ser que al rato aquello se convierta en un nido de ratas.
