La revocación de mandato: ¿Hay gato encerrado?
Hay veda electoral, pero no hay veda.
Sí organiza el INE, pero no promueve, porque le quitaron el dinero.
Vamos a votar para ver si el Presidente de México le sigue o no le sigue, pero nadie cree que realmente se vaya a ir.
La revocación de mandato no tiene forma.
No cuaja. No emociona. No convence.
El ex presidente de México, Vicente Fox Quesada, ya dijo que no votará para no engordarle al Presidente el caldo de pejelagarto. La columnista Denise Dresser, en tanto, ya dijo que tampoco votará. El historiador Enrique Krause tampoco acudirá a las urnas.
Cada vez son más los políticos, intelectuales y columnistas que afirman que no piensan ir a votar el próximo 10 de abril.
El historiador Francisco Martín Moreno, por ejemplo, ya dijo que no piensa votar. El columnista Luis Rubio tampoco irá. Ni Gabriel Zaid. Ni Sergio Aguayo. Ni el ex presidente de México, Felipe Calderón.
La realidad es que casi nadie entiende la consulta.
No tenemos información seria para tomar una decisión correcta.
Los seguidores de la cuatrote mienten al decir que será muy importante para el país, y los opositores de la cuatrote mienten al argumentar que no servirá para nada.
Por lo mismo, existe la sensación de que hay una intención desconocida. Nos hacen pensar que al organizar la consulta, hay un plan oculto que desconocemos. Brinca el sospechosismo. Hay manejos secretos sobre un ejercicio al que no se aprecia una utilidad para México.
Millones de mexicanos nos topamos de pronto con la urgencia de tomar una decisión, sin entender el verdadero fondo de la votación.
Da la impresión de que no sirve para nada. Pero el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, busca algo al organizarla a toda costa. ¿Cuál es el plan de AMLO?
Debe existir un fin. Una estrategia.
El Presidente no está perdiendo el tiempo, ¿o si?. Siempre tiene un plan torcido difícil de apreciar. Siempre busca sacar ventaja.
Unos dicen que quiere hacer activismo político de cara a las elecciones estatales de este año. Otros afirman que es el deseo enfermizo de estar en las boletas aunque sea en un ejercicio inútil.
En estos días, hemos escuchado diversas lecturas absurdas y ridículas sobre la revocación de mandato. Es un acto populista, dicen. Un capricho del Presidente. Una simulación de democracia. Una campaña electoral disfrazada, afirman. Un intento de debilitamiento del INE. Es el primer paso para la reelección, juran. Un plan oscuro y perverso cuyo fin todavía desconocemos.
Lo único cierto es que existe una percepción muy amplia en la sociedad que nos lleva a pensar que: hay gato encerrado.