Mariúpol: «La gente ha comenzado a pelear por comida»
Catástrofe humanitaria: 400 mil personas atrapadas sin alimentos ni calefacción. La ciudad es clave para Rusia en su intención de unir las zonas rebeldes del este de Ucrania con la península de Crimea
«La gente ha comenzado a pelear por comida». Y sobrevive como puede, «buscando fuentes en los parques o recogiendo el agua de los tejados cuando la nieve se derrite». Los ciudadanos «no tienen forma de encontrar comida y tampoco pueden hacer un fuego para cocinar». Los relatos del asedio a Mariúpol son una crónica del horror.
Un trabajador de la Cruz Roja (CICR), Sasha Volkov, afirma que no sólo no hay agua, sino que tampoco hay ni electricidad ni gas, «lo que significa que no hay calefacción en un contexto donde las temperaturas están ya bajo cero».
«La gente ha comenzado a pelear por comida y roba combustible de vehículos ajenos. La leña es igualmente un bien preciado y funciona ya un mercado negro donde se compra la comida más básica», explica Volkov.
La ciudad es el principal puerto ucraniano a orillas del mar de Azov y se ha convertido en los últimos días en objetivo de un asedio que mantiene a la población aislada y sin apenas suministros básicos. Los pocos testimonios que llegan de la zona dan cuenta de un desastre humanitario de primer orden.
El ataque a un hospital materno infantil el miércoles, que según las autoridades ucranianas dejó al menos tres muertos, ha puesto de nuevo en evidencia la nula protección que están recibiendo las infraestructuras civiles en el marco de un conflicto que terminó de estallar el 24 de febrero, con el inicio de la invasión rusa.
Desastre humanitario
Kiev culpa directamente a las fuerzas rusas de este ataque, mientras que Moscú se desmarca asegurando que el hospital ya no funcionaba como tal, sino como una base de extremistas ucranianos. Médicos Sin Fronteras (MSF), con presencia en la zona, admite que aún es pronto para saber si era un ataque «dirigido» específicamente contra el hospital o fue un daño colateral.
Sea como fuere, advierte: «En una ciudad en la que el sistema sanitario está al borde del colapso, privar a la gente de asistencia sanitaria es una violación de las leyes de la guerra».
Mariúpol está considerada una conquista clave para los intereses militares de Rusia, en la medida en que le permitiría avanzar en sus esfuerzos de unir las zonas rebeldes del este de Ucrania con la península de Crimea.
En los últimos días, ha habido varios intentos de establecer corredores humanitarios, pero no han estado exentos de contratiempos. El ministro de Exteriores ucraniano ha señalado que entre 300,000 y 400,000 personas seguirían siendo «rehenes» de las fuerzas rusas y sus aliados, ya sin suministros básicos ni comunicaciones.
Más de mil muertos
Las autoridades locales de Mariúpol denuncian que más de mil personas han muerto como consecuencia del asedio y los combates, una cifra imposible de verificar y que se entroncaría con las alertas que también llegan de la zona sobre el uso de fosas comunes para los cadáveres.
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos cifra en 516 los fallecidos en todo el país, pero cita expresamente el desconocimiento de lo que está pasando en Mariúpol entre sus argumentos para avanzar que el dato real será «considerablemente mayor».