La alcaldesa de Salamanca se ve rendida: «sin la fuerza ni las armas»
La presidenta municipal de Salamanca, Beatriz Hernández, mostró cansancio y debilidad la semana pasada. Ante la ejecución de 302 personas en su administración, la alcaldesa de Morena dejó ver impotencia y frustración,
“Ustedes que tienen el cargo, la fuerza, las armas, los recursos, no permitan que esto siga sucediendo”, dijo en su carta enviada a los gobiernos federal y al estatal, reconociendo que ella no puede. La presidenta reconoce entonces que no tiene la fuerza, no tiene las armas, ni los recursos.
La Presidenta dijo que todo esto es una pesadilla. “Pongamos toda la voluntad y los recursos para salir de esta pesadilla”, explicó en su carta.
Salamanca no tiene policía propia, no tiene un plan y no tiene dinero. La alcaldesa de Salamanca, Beatriz Hernández, se ve rendida
La Presidenta se ve agobiada. Está demasiado preocupada por los acontecimientos, sin saber qué hacer. Se ve que está sufriendo.
“No pudimos cuidarlos lo suficiente, y no porque no supiéramos cómo hacerlo, sino por carencia de los recursos necesarios para ejercer seguridad en nuestro Salamanca”, dijo.
Salamanca no tiene policía propia, no tiene un plan y no tiene dinero.
Al día siguiente de la ejecución de 5 custodios en su municipio, Beatriz Hernández esperaba una reunión con el secretario de seguridad federal, Alfonso Durazo, pero no fue así. Estuvo el secretario de Gobierno, Luis Ernesto Ayala, el fiscal Carlos Zamarripa y el secretario Álvar Cabeza de Vaca. Pero le mandaron de México a una directora de área: Carolina Santana Nieves, directora de la Coordinación con los estados de la Secretaría de Seguridad.
La Presidenta recordó la ejecución de 16 personas en el bar La Playa. Y enumeró los 302 asesinatos en este año (21 de ellos en septiembre). “Frente a esta espantosa realidad, llamamos a quienes nos pueden ayudar a que lo hagan hoy mismo, hago un llamado respetuoso, humilde, al Gobierno Federal y al Gobierno del Estado”, dijo.
La alcaldesa de Salamanca se ve rendida. Su rostro luce desencajado. Como quien está siendo avasallado y no sabe qué hacer.
Su actitud es de impotencia. No tiene una corporación. De hecho ya no dice cómo le va hacer, ni explica cómo encarará su Gobierno esto. Ella pide auxilio. Ya no habla de una solución municipal. Ella pide que le ayuden. Su mensaje de hace días fue derrotista. Beatriz Hernández perdió el ánimo.
