Confirmado. Hay agua en la Luna. Helada y atrapada en cráteres. Más de la que se pensaba inicialmente. Estas son en titulares las principales conclusiones de dos trabajos científicos publicados este lunes 26 de octubre en la revista ‘Nature Astronomy’ y que cuentan con el aval de la NASA.
La revista publica dos estudios firmados por científicos estadounidenses, uno de los cuales señala la inequívoca detección de agua molecular (H20) en la Luna y el otro sugiere que aproximadamente 40 mil metros cuadrados de su superficie, de los que un 40% están en el sur, tiene la capacidad de retener agua en las llamadas trampas frías.
Tras más de dos años de análisis, las observaciones tomadas el 31 de agosto de 2018 desde un Boeing 747 modificado se publicaron hoy y confirman de forma inequívoca que hay agua en la Luna
Hace dos años ya se habían detectado signos de hidratación en la superficie lunar, sobre todo en el polo Sur, que posiblemente correspondían a la presencia de agua, pero el método empleado no podía diferenciar si se trataba de agua molecular (H2O) o de hidroxiles (radicales llamados OH).
El estudio del Boeing 747
Un equipo dirigido por Casey Honniball, de la Universidad de Hawai, usó datos del Observatorio Estratosférico de Astronomía Infrarroja (SOFIA) de la NASA, un avión Boeing 747 modificado para transportar un telescopio reflector.
El 31 de agosto de 2018, un Boeing 747 abrió una gran compuerta situada junto a su cola en pleno vuelo a unos 13 mil metros de altura. A esa distancia de la superficie es posible ya observar el espacio con una claridad imposible para telescopios terrestres debido a las perturbaciones de la atmósfera. Tras más de dos años de análisis, las observaciones tomadas aquel día se publican hoy y confirman de forma inequívoca que hay agua en la Luna.
Los datos fueron tomados del cráter Clavius, cerca del polo Sur, que fue observado por SOFIA en una longitud de onda de seis micras, a la que el agua molecular produce una firma espectral única.
Segundo estudio
El segundo estudio, encabezado por Paul Hayne de la Universidad de Colorado Boulder, examinó la distribución en la superficie lunar de zonas en un estado de oscuridad eterna, en las que el hielo podría ser capturado y permanecer estable. «En las trampas frías las temperaturas son tan bajas que el hielo se comportaría como una roca», si el agua entra ahí «no irá a ninguna parte durante mil millones de años», señaló el científico citado por la universidad.
