En lugar de debates deberíamos aplicar exámenes
No entiendo por qué hacemos debates para conocer a los candidatos a la Presidencia de la República, al Gobierno del Estado de Guanajuato o a la Presidencia Municipal de León. Los debates no son apropiados para conocer a una persona.
En realidad, el debate solo sirve para ver si el candidato es bueno para atacar y defender, si tiene capacidad histriónica, si sabe hablar en público, si se pone nervioso o no, si tiene experiencia frente al televisor o si es bueno hablando en público y respondiendo a las agresiones. El debate termina siendo una prueba de comunicación oral y de imagen pública, y tal vez de agilidad de pensamiento y de habilidades para abordar los temas. Nada más.
Un debate no nos dice en realidad si un candidato puede ser un buen gobernante
Un debate no nos dice en realidad si un candidato puede ser un buen gobernante. No siempre las personas que son buenas para hablar o debatir son buenas para gobernar o administrar. Y no siempre el que es malo en el micrófono o en las cámaras es malo en la administración o en la toma de decisiones.
El debate no es una forma apropiada de escoger a alguien. Si en realidad queremos escoger a los mejores gobernantes, entonces no hay que hacer debates. Más bien hay que hacer las pruebas que se hacen cuando vas a contratar a una persona en una empresa: revisar sus antecedentes laborales, pedir referencias en sus anteriores trabajos, aplicar exámenes de conocimientos y exámenes de personalidad y liderazgo, y sobre todo hacer entrevistas a profundidad. De hecho, cuando son plazas muy codiciadas, hay que entrar a un concurso y aplicar para conseguir un lugar. Eso es lo que deberíamos hacer.
Hacer una investigación completa sobre las personas para ver si están preparados para tomar las decisiones más importantes de México, de Guanajuato o de León. Y esa investigación de las personas debe ser completada con toda clase de exámenes que nos permitan tener una alta probabilidad de escoger a la persona correcta. Aún así, nunca es seguro que se ha seleccionado a la persona apropiada.
Le hemos dado demasiada importancia a un ejercicio que no nos ha servido para escoger a los mejores
Entonces de dónde salió la idea de que eran necesarios los debates. Así que le hemos dado demasiada importancia a este ejercicio de las campañas electorales que hasta ahora no nos ha servido para escoger a los mejores gobernantes. Suena extraño, pero ojalá algún día tengamos la oportunidad de aplicar exámenes.
Lo más triste es que los debates tampoco impactan demasiado en las preferencias electorales. En el último debate en nuestro país, nadie ganó votos y nadie perdió votos. Si acaso Ricardo Anaya subió dos puntos en las preferencias, pero los demás siguieron casi igual. Andrés Manuel López Obrador no perdió votos, ni José Antonio Meade, ni Jaime Rodríguez ‘El Bronco’. Tal vez Margarita Zavala perdió uno o dos puntos, y nada más.
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