El ‘narco’ impone la pena de muerte en Guanajuato y México
La justicia del narco es cruel y salvaje.
Si alguien falla, le cortan la cabeza.
Si alguien no cumple, le meten 20 balazos en la vía pública.
Si alguien habla de más, le cortan la lengua.
Los narcotraficantes regulan la compraventa de marihuana y cocaína con normas despiadadas. El narco ha impuesto en nuestro país, sin que nadie pueda impedirlo, una especie de pena de muerte.
Eso lo ha provocado el mismo Gobierno Federal con su negación a la regulación y con su ausencia. Las normas de los narcotraficantes son sangrientas y carniceras, pero así ellos han encontrado la forma de mantener el control del mercado de las drogas.
Si un cargamento no llega a su destino, alguien debe morir.
Si un vendedor se mete a un mercado que no le corresponde, hay que eliminarlo.
Si alguien pierde la mercancía, debe pagarla si no quiere morir decapitado.
Aquí no aplica el estado de derecho. El ‘narco’ tiene instituida la pena de muerte para los traidores y los enemigos. El que comete un error debe ser ejecutado
La regulación de la compraventa de drogas se da mediante las balas y la muerte. Es un código penal salvaje. Y como todo es clandestino, no hay forma de mantenerlo con reglas respetuosas de los derechos humanos, ni de la justicia, ni de las leyes, ni de la Constitución Política.
Aquí no aplica el estado de derecho. El narcotráfico tiene instituida la pena de muerte para los traidores y los enemigos. El que comete un error debe ser ejecutado a balazos. El que se quiere pasar de vivo, debe ser desaparecido con metralleta. El que traiciona a la confianza, debe morir encobijado o encajuelado.
Este año, en el gobierno de AMLO de enero a julio se han registrado 20,135 homicidios dolosos en el país. Considerando a Guanajuato una de la entidades con más homicidios al igual que el Estado de México, Baja California, Chihuahua, Jalisco, Guerrero y Ciudad de México.
Los tribunales legales, están rebasados. La justicia del Poder Judicial y de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, no ha conseguido llamar a cuentas a quienes están aplicando la ley de la selva en las calles y en los pueblos.
Los verdaderos tribunales son los de la mafia. Los juicios a punta de AK-47. El castigo de la bala calibre 7.62. Las condenas severas a morir decapitado, rafagueado, entambado o encobijado, sin debido proceso ni derecho a ser escuchado.
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