El maravilloso mundo de los candidatos
Hoy tenemos frente a nosotros un mundo fantástico de posibilidades y sueños que nadie había descubierto. Hasta ahora que estamos en campaña. Eso es lo que nos ofrecen los candidatos a los distintos cargos de elección popular.
Ricardo Anaya, por ejemplo, ha prometido un ingreso básico universal. Es decir: un sueldo a cada persona por el simple hecho de existir. Un ingreso para todos que garantice mínimo la supervivencia en el día a día. Sería maravilloso. Pero quién nos garantiza que es posible desde el punto de vista financiero.
El mundo sería mejor si todas las promesas de la campaña electoral fueran reales y viables. Suenan bien. ¿Pero realmente son posibles?
Andrés Manuel López Obrador, por su parte, nos ofrece contratar en el Gobierno a todos los ‘ninis’ del país, darles empleo y pagarles un sueldo como aprendices. Sería extraordinario. Pero de dónde van a sacar dinero para pagar a dos millones de ‘ninis’ que hay en México.
José Antonio Meade, en tanto, promete igualar salarios de hombres y mujeres, otorgarle seguro social a las trabajadoras domésticas y multiplicar por tres las redes del transporte público en México para construir ciudades bien comunicadas. Suena bien, pero ¿realmente es posible?
El mundo sería mejor si todas las promesas de campaña fueran reales y viables.
A nivel estatal, también hay propuestas excelentes. El candidato del PAN, Diego Sinhue, presentó ya ocho ideas para mejorar la seguridad en Guanajuato, con un sistema de atención a víctimas, mejores salarios para los policías, esquemas diferentes de policías más cercanos a la ciudadanía, recuperar espacios públicos y mejorar las tecnologías en la lucha contra la delincuencia. Sería genial. ¿Pero hay recursos y voluntad para conseguirlo?
Síganle así todos. Síganle Anaya, Andrés Manuel, Meade. Síganle Diego, Gerardo, Sheffield, Camarena. Síganle muchachos.
El candidato del PRI, Gerardo Sánchez, ya prometió acabar con las cifras rojas de Guanajuato y dijo que puede domar a la bestia. ¿Pero en realidad sabe cómo? Las promesas son como letras escritas en la nada.
José Antonio Meade ofreció atraer inversiones por 550 mil millones de pesos para impulsar la generación de energías limpias. Meade ofreció crear nuevas líneas de tren suburbano y crear un nuevo circuito exterior de la Ciudad de México. Ricardo Anaya se voló la barda: prometió reducir el Impuesto al Valor Agregado (IVA). Andrés Manuel López Obrador ofreció una amnistía al crimen organizado para bajar la violencia y ha ofrecido quitar las pensiones a los ex presidentes.
Lo que sobra son ofrecimientos atractivos, pero huecos.
Vamos a trabajar por un estado democrático y de derecho.
Vamos a construir un gobierno honesto.
Voy a descentralizar las secretarías.
Voy a rescatar el campo.
Nuestro Gobierno promoverá el desarrollo económico.
Daremos educación gratuita a todos los niveles.
Mi Gobierno combatirá a los delincuentes.
Seremos el primer Gobierno humano y cercano al pueblo.
Voy a abrir las puertas del Palacio de Gobierno.
Síganle así todos. Síganle muchachos. Síganle Anaya, Andrés Manuel, Meade. Síganle Diego, Gerardo, Sheffield, Camarena. Síganle.
Al cabo el prometer no empobrece.
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