El irapuatense que fue a la Guerra de Vietnam
Los que visitan su tumba cuentan que por las noches se le ve pasear por el Panteón Municipal de Irapuato y según el dicho popular, las mujeres acuden a pedirle ayuda en el amor a cambio de un beso
La tumba del soldado Adolfo Taboada Rivera, es una de las más visitadas en el Panteón Municipal de Irapuato, se cuentan mitos, leyendas populares y le atribuyen misteriosos milagros.
Su tumba está adornada con flores, soldados y tanques militares de juguete como agradecimiento por los milagros concedidos a los visitantes.
Según datos encontrados en el Archivo Histórico Municipal, el soldado nació el 24 de mayo de 1942 en Irapuato.
El irapuatense, Adolfo Taboada Rivera se enlistó en el ejército de Estados Unidos y murió al pisar una mina durante la Guerra de Vietnam en 1965.
Cuando murió tenía 25 años de edad, su cuerpo fue trasladado a Irapuato, lugar en el que, de acuerdo a una publicación de un periódico de la época, se casaría con una joven de la ciudad, un sueño que se truncó con su fallecimiento.
Taboada perteneció al Séptimo Regimiento de la Tercera División de Fuerzas Expedicionarias de Marines, tuvo participación en diversas operaciones. Su nombre se encuentra grabado en el Memorial a los Veteranos de Vietnam, en Washington D.C.
Por sus servicios en Vietnam se le otorgaron cuatro condecoraciones: el Corazón Púrpura, la Medalla de Servicio en la Defensa Nacional, la Medalla de Servicio en Vietnam y la Medalla de Campaña de la República de Vietnam.
Hoy la tumba del Cabo es una de las más visitadas. Año con año, se abarrota con flores, juguetes que hacen alusión a su profesión y hasta besos de mujeres que, según el dicho popular, buscan encontrar el amor y es este soldado quién les ayuda con su objetivo.
El monumento funerario fue restaurado por sus familiares, luego de que fuera vandalizado. En la actualidad, con un acabado en color ladrillo, espera la visita de familiares y visitantes que acuden a darle regalos.
Con motivo de la contingencia sanitaria por coronavirus, el soldado luce un cubrebocas que fue colocado por algunos visitantes para cuidarlo y recordar las medidas preventivas a seguir.