Debate medido y calculador, como en un juego de cartas
En el segmento de diálogo dos candidatos se quedaron sin tiempo. La conductora, Eliza Alaniz, le dio su turno a Ricardo Sheffield, y él no quiso hablar, como cuando un jugador de cartas dice “paso”. Entonces Eliza Alaniz le dio su turno a Gerardo Sánchez, y tampoco quiso hablar. Ambos se habían quedado con muy pocos segundos, sin pensar en el final. Ambos habían perdido la noción del tiempo.
El segundo debate del IEEG requirió una estrategia distinta, como en un juego de cartas. El candidato del PAN y del Frente, Diego Sinhué, había estado guardando segundos, sin que los opositores se dieran cuenta. Y al final del juego, Diego tenía un minuto y 15 segundos en el tablero –para decir lo que quisiera- cuando todos los demás no tenían ni un segundo en su cuenta.
Diego Sinhue entendió muy bien la dinámica en el cuarto bloque. Lo importante era conservar tiempo para contestar a los ataques o poder cerrar los diálogos
El debate del IEEG implicó hacer táctica. Diego Sinhue entendió muy bien la dinámica en el cuarto bloque. Lo importante era conservar tiempo para contestar ataques o para cerrar el diálogo. Y entonces el candidato del PAN decidió exhibir a los candidatos de Morena y del PRI.
“Ya que no quieren hablar, se les acabaron las ideas. Yo sí tengo más propuestas”, dijo Diego Sinhue cuando Sheffield y Gerardo dejaron pasar su turno por segunda ocasión. Diego Sinhue cerró el bloque con un mensaje de un minuto y 15 segundos, sin interrupciones ni cuestionamientos, dando sus propuestas concretas y directas al público.
El segundo debate del IEEG tuvo algunas variantes este domingo. La primera modificación fue la participación de especialistas y preguntas de los ciudadanos. La segunda fue el segmento de tres minutos para el diálogo –en el que todos podían intervenir, cuando quisieran-, y en donde era necesario adoptar una estrategia nueva y diferente para cuidar sus tres minutos.
Ese fue el momento crucial de la noche. Ese fue justo el momento en el que Diego Sinhue consiguió tener cierto control del tiempo y estar listo para lo que viniera. Para su fortuna, lo que vino fue su oportunidad de explicar sus propuestas, sin ataques y sin réplicas.
El debate no trajo grandes sorpresas. Los ataques ya los conocíamos. Las críticas ya las habíamos escuchado. Los pleitos son los mismos
El debate por la gubernatura de Guanajuato no trajo grandes sorpresas. Los ataques ya los conocíamos. Las críticas ya las habíamos escuchado. Los pleitos son los mismos desde que comenzó la contienda.
Ha quedado claro que tres debates son demasiados en la campaña.
El primer debate fue novedoso.
El segundo, divertido.
El tercero: algo aburrido.
Por momentos, daba la impresión de que ese debate ya lo habíamos visto. Gerardo Sánchez decía tener muchos pantalones. Sheffield atacaba a Márquez y al PAN. Y Diego prometía un golpe de timón. Los candidatos decían lo mismo que en los dos primeros debates del IEEG y de Coparmex, y entonces aquello se volvió lento y somnoliento para un domingo en la noche, cuando todos deberíamos estar viendo La Academia o la serie de Luis Miguel y su padre desalmado, Luisito Rey.
Estamos confundidos con los debates. Cuando hay ataques y agresiones, nos quejamos de que no hacen propuestas. Pero cuando no hay escándalos y sorpresas, pensamos que le faltó algo. El próximo debate debería ser un juego de cartas o un programa de concursos.
- Twitter: pccarrillo
- Correo: deochonews@gmail.com