La verdadera transa está en la calle y no en las instituciones. De cara al proceso electoral del primero de julio hay que cuidar lo que pasa en las colonias y comunidades rurales de Guanajuato y de México. Ahí es donde están todavía las trampas para conseguir los votos y donde pasan cosas increíbles.
Hace 18 años, el 2 de julio del 2000, me tocó ver cómo en Xochistlahuaca (Guerrero) regalaban una Pepsi y una bolsa de galletas Sabrosas a cambio del voto. Yo era reportero del diario Reforma. Los habitantes emitían su voto y se formaban en una fila para recibir su refresco y sus galletas.
Eso sigue ocurriendo.
Ahora la trampa se hace en la compra de votos en las comunidades de todo México, en el acarreo, en el voto corporativo…
Hace 12 años, el 2 de julio del 2006, en Oaxaca, me tocó ver cómo compraban los votos en las comunidades a cambio de 200 y 300 pesos. Ese día me tocó cubrir las elecciones para el Excélsior, desde Oaxaca, donde había un conflicto magisterial.
Ahí está el truco de las campañas. La transa ya no se hace en el Instituto Federal Electoral (IFE), como en 1988 (cuando se cayó el sistema a la hora de contar los votos), ni en las casillas electorales con urnas embarazadas y la operación carrusel, como en 1982. Eso ya no es posible. Ahora la trampa se hace en la compra de votos en las comunidades de México, en la operación política el día de la elección, en el acarreo de los votantes, en el voto corporativo de sindicatos, líderes del transporte y líderes de comerciantes y en la operación de programas sociales con anticipación. Ahí es donde puede darse una transa electoral.
Ese es un tema pendiente en México.
Hacer la reforma electoral para que no sigan manipulando los votos los famosos operadores políticos, en los barrios y colonias, y en las comunidades. Y hacer programas de educación cívica dirigidos a un sector de la población que, por un lado, está involucrado en la compra-venta de votos y, por otro, no quiere ir a votar.
Sobre estos dos temas, una funcionaria electoral hizo varias observaciones hace unos días en un acto académico en Irapuato –no público-, y dio en el punto en estos dos pendientes de nuestro país: las trampas en la búsqueda de votos y el abstencionismo. Dos realidades que no podemos ignorar.
No podemos ocultarlo: las elecciones mexicanas están llenas de transas, trampas, dádivas, pagos y corrupción
La funcionaria dijo que este primero de julio habrá elecciones confiables y seguras, pero que hay obstáculos como que un porcentaje alto de ciudadanos no quieren ir a votar (el 41% del padrón electoral no fue a votar en el 2012 porque no les importa), o como que los mexicanos en el extranjero no desean votar en nuestro país (solo 6 mil 200 guanajuatenses en EU están registrados para votar este año, cuando hay una población allá de un millón y medio de guanajuatenses).
Ahí está la reflexión. La trampa para conseguir los votos y la apatía para ir a votar.
Dos pendientes del sistema electoral mexicano que tienen que ser atendidos tarde o temprano y que hasta ahora no hemos querido ver. Y ahora resulta que cuando una autoridad viene y nos dice que todavía hay transas, nos hacemos los que no sabemos. No podemos ocultarlo: las elecciones en la calle están llenas de transas, trampas y corrupción, de dádivas, de pagos y de programas sociales condicionados, como aquellas historias de la Pepsi en Guerrero. Y todo eso se puede hacer porque hay ciudadanos que por ignorancia, desconocimiento, desinterés, apatía o flojera no queremos participar.
Esa es la realidad de nuestro país.
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