Bárbara Botello está sola
Se tardaron cuatro años para llevarla a juicio. Primero porque Bárbara Botello como diputada federal tenía la protección del fuero (no le pudieron hacer nada en tres años). Segundo porque consiguió un amparo tricolor de la justicia federal y no podían detenerla. Y tercero porque tenía una especie de protección del Gobierno Federal de Enrique Peña Nieto.
Pero en cuatro años se le acabaron los protectores. Los Chong, los Peña, los Moreira, los César Camacho, los padrinos y amigos políticos del PRI. Hoy por hoy no hay quien pueda defender a Bárbara Botello, más que sus pruebas y la ley.
Por lo mismo, Bárbara Botello fue detenida con cierta facilidad: afuera de su casa. Sin nada que pudiera impedir su llamado a cuentas con la justicia. A pesar de todo, Bárbara nunca se peló de León. Aquí se quedó. No quiso huir. No se puso los tenis, como dicen los abogados.
Nadie creía que podía ocurrir, pero prosperó la averiguación: Bárbara está en prisión en el Cereso de León. Y está políticamente sola, sin un poder superior, como el PRI o el Presidente, que pueda salvarla
Muy diferente a su tesorero, Roberto Pesquera, quien huyó del país en cuanto supo que venía una orden de aprehensión en su contra.
A lo mejor Bárbara Botello pensaba que no podían hacerle nada, o tal vez creía que no había pruebas en su contra. A final de cuentas, ella no firmó ningún documento, ni hizo una trampa directamente, pero el juez consideró que sí estaba enterada de los contratos ficticios y de las asesorías falsas en la Tesorería Municipal.
Bárbara Botello sabía que, tarde o temprano, la podían encarcelar (por lo mismo tramitó un amparo), pero decidió quedarse para averiguarlo, desafiando a la justicia, con la confianza tal vez de que ella misma es abogada y puede defenderse sola.
Cayó Bárbara. La suerte se le terminó. Un juez penal encontró elementos suficientes para detenerla bajo el cargo de peculado por un millón 577 mil pesos. Una cantidad suficiente para dejarla tras las rejas, sin derecho a fianza, por ser un delito grave en el sistema penal tradicional.
Nadie creía que podía ocurrir, pero prosperó la averiguación: Bárbara está en prisión en el Cereso de León. Y Bárbara está políticamente sola, sin un poder superior, como el PRI o el Presidente, que pueda salvarla.
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