En la historia de México, cultura y política siempre han ido de la mano gracias al trabajo muchas veces sutil y otras (muy pocas) estridente de nuestros intelectuales durante casi cien años de civilización. Ha sido así desde los tiempos del filósofo mexicano Vasconcelos.
Los intelectuales son la conciencia de cualquier sociedad y muchos de ellos se vuelven cerebros pensantes que se prostituyen al sistema y se convierten en ideólogos del estado. Pues bien. El tejido social de nuestro mosaico de razas nunca tuvo de manera abierta una guerra de colores y gracias a ello somos el país de todo Latinoamérica con un mayor desarrollo en todos los campos de manera sostenida durante el último siglo.
En México ya casi no hay intelectuales y los pocos que quedan están de manera socavada en la nómina de alguna transnacional o del gobierno en turno
Claro que habrá algunas excepciones como Costa Rica, pero nunca podremos comparar a este país con el segundo monstruo de America. México, a diferencia de Estados Unidos, nunca ha invadido ni financiado dictaduras en nuestros vecinos del sur. A diferencia de los gringos, lo único que hemos hecho ha sido apoyarlos y dar asilo a gente valiosa de todo el mundo.
Desgraciadamente, en México ya casi no hay intelectuales y los pocos que quedan están de manera socavada en la nómina de alguna transnacional o del gobierno en turno.
Ahora solo espero que los intelectuales y la gente de la cultura se aglutinen y no permitan que se lleve a cabo la construcción de cosa alguna sobre nuestro milenario Lago de Texcoco. El actual pueblo de México, con tantos jóvenes informados, no puede permitir que los dueños del poder y las familias del nepotismo se sigan enriqueciendo a costa de nuestra riqueza nacional.
La cultura poderosa de nuestros antepasados, así como nuestra cultura actual, será la justificación para mandar que hagan su nuevo aeropuerto en Lomas del Pedregal.
Un abrazo lleno de luz.
